Partidos sufren por poca actitud de renovación
Los procesos de reflexión de los dos principales partidos políticos quedan suspendidos o relajados, los cambios estructurales se retrasan, se relativizan las decisiones orgánicas y se adelantan los comicios internos.
Son las consecuencias de los conflictos entre tendencias, con prácticas divorciadas de la sana competencia y heridas que persisten más allá de las elecciones primarias.
En el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina juega aún al protagonista ausente. Además, a confesión de partes relevo de pruebas: Reinaldo Pared, secretario general del partido, asegura que desde la renuncia de Medina a la Secretaría de la Presidencia, el PLD carece de un enlace idóneo con su Gobierno.
En el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) más ha podido el interés de los grupos de Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado que las previas líneas institucionales, defendidas por el presidente del partido, Ramón Alburquerque.
Tan rápido iba la locomotora tras los puestos de dirección del partido y los cargos nacionales, que Mejía tuvo que hablar para que todos frenaran sus vagones, él incluido.
El analista político Pedro Catrain atribuye el fenómeno a la falta de rotación del liderazgo político.
En el PLD citó la "tendencia autoritaria y personalista" del presidente Leonel Fernández, a quien atribuyó haber bloqueado toda posibilidad de sucesión o renovación del liderazgo. Entonces contó a Jaime David Fernández, José Tomás Pérez, Francisco Domínguez Brito, hasta el caso más reciente, el de Danilo Medina.
En el PRD, la influencia predominante de dirigentes como Hipólito Mejía, que muestra "tan poca capacidad intelectual y tan poca condición ética y política", y de Miguel Vargas Maldonado, "ligado a procesos de corrupción" y que no tiene un prontuario de aportes políticos, "evidentemente va a abocar al PRD en una crisis de legitimación, por esa incapacidad de autocriticarse y de renovarse".
De Nicanor Leyba
Los procesos de reflexión de los dos principales partidos políticos quedan suspendidos o relajados, los cambios estructurales se retrasan, se relativizan las decisiones orgánicas y se adelantan los comicios internos.
Son las consecuencias de los conflictos entre tendencias, con prácticas divorciadas de la sana competencia y heridas que persisten más allá de las elecciones primarias.
En el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina juega aún al protagonista ausente. Además, a confesión de partes relevo de pruebas: Reinaldo Pared, secretario general del partido, asegura que desde la renuncia de Medina a la Secretaría de la Presidencia, el PLD carece de un enlace idóneo con su Gobierno.
En el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) más ha podido el interés de los grupos de Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado que las previas líneas institucionales, defendidas por el presidente del partido, Ramón Alburquerque.
Tan rápido iba la locomotora tras los puestos de dirección del partido y los cargos nacionales, que Mejía tuvo que hablar para que todos frenaran sus vagones, él incluido.
El analista político Pedro Catrain atribuye el fenómeno a la falta de rotación del liderazgo político.
En el PLD citó la "tendencia autoritaria y personalista" del presidente Leonel Fernández, a quien atribuyó haber bloqueado toda posibilidad de sucesión o renovación del liderazgo. Entonces contó a Jaime David Fernández, José Tomás Pérez, Francisco Domínguez Brito, hasta el caso más reciente, el de Danilo Medina.
En el PRD, la influencia predominante de dirigentes como Hipólito Mejía, que muestra "tan poca capacidad intelectual y tan poca condición ética y política", y de Miguel Vargas Maldonado, "ligado a procesos de corrupción" y que no tiene un prontuario de aportes políticos, "evidentemente va a abocar al PRD en una crisis de legitimación, por esa incapacidad de autocriticarse y de renovarse".
De Nicanor Leyba
0 Comments:
Post a Comment
<< Home